Actualmente, nos encontramos en una situación que pasará a la historia, y es que el paso del COVID-19 supone un cambio radical en nuestra vida. Ante esta situación, y la que vendrá al finalizar el problema, lo más lógico y coherente sería la unión de todos. Esta unión tendría el objetivo de solventar y tratar de finalizar, lo antes posible, la época de crisis económica que dejará el COVID-19.
La polarización
Por el contrario, hoy en día vemos como la polarización que ya existía en nuestro país de manera previa a esta crisis se ha acentuado. Los hechos sucedidos durante la historia de España han provocado que la sociedad este dividida en dos para la mayoría de los temas a tratar. Esta división se ha visto incrementada debido tanto a los medios de información, quienes tratan la información, en su mayoría, desde un punto de vista poco profesional y con afán de polarizar más a la sociedad, como a los partidos políticos. Éstos últimos, emplean la mayor parte de su tiempo y de sus oportunidades para exponer sus ideas y planes para la sociedad, en cuestionar y señalar al resto de partidos. Su objetivo no parece ser el bienestar de la sociedad española y la búsqueda de una prosperidad como nación. Su objetivo, a mi parecer, es conseguir una posición, un asiento, un escaño más, y mantenerlo por su propio interés, no para defender sus ideas.
Esta lucha no es sólo entre los políticos. Desde el ámbito público también se crea una lucha contra el sector privado, lo que provoca aún un mayor perjuicio para la sociedad.
A la vista de lo expuesto, se hace más que evidente la necesidad de llegar a un acuerdo común por el bien de toda España, un “pacto social”. Los profesionales de la política deberían replantearse el porqué decidieron dedicarse a ella. Si la respuesta es diferente a “por el bien de España y los españoles” deben abandonar su cargo. Este pacto debería ser también con el sector privado, con el objetivo de que todos remen en la misma dirección, aportando y asumiendo responsabilidades.
La educación
Otro aspecto importante es la educación, un tema que deja patente la necesidad de dicho pacto social. El hecho de que España esté dividida en 17 Comunidades Autónomas no debe ser motivo para que su población reciba una educación diferente dependiendo de la comunidad en la que resida. Además, aunque parezca una ventaja para aquellas en las que la educación es de mayor nivel, es un problema para todos. En muchos países de Europa no diferencian según la comunidad, sino que todos somos españoles, y la imagen que da una persona de una determinada comunidad no afecta sólo a esa comunidad, sino que es la imagen de España, y en este caso, su nivel de educación. Por ello, el sentido de las Comunidades Autónomas es que provoquen una gestión más eficiente y eficaz de los recursos nacionales y no una mayor diferencia entre las regiones.
Para concluir, doy mi opinión sobre la necesidad de que los políticos no se dediquen únicamente a dicha profesión desde sus inicios de formación. Deben realizar otro tipo de estudios y “empaparse” de conocimientos sobre varios temas, presentes en la sociedad española. El objetivo de dicho estudio es poder realizar dichos pactos y tomar las mejores decisiones en las diferentes materias. No es válido, simplemente rodearse de expertos, ya que, sino se trataría simplemente de una “cabeza visible”, sin opinión ni formación.
El pacto social es necesario, principalmente para que los esfuerzos no sean en vano y todas las fuerzas empujen en la misma dirección. En segundo lugar, para no malgastar recursos en solventar nuevos problemas, causados por las discrepancias. Y, en tercer lugar, para establecer una serie de responsabilidades y obligaciones entre los distintos realizadores del pacto.